Tullibardine

La historia de la destilería Tullibardine se trata de una de las más antiguas de Escocia y se remonta al siglo XV. Todo comienza en 1488 cuando el joven Rey James IV de Escocia se detuvo antes de su coronación para comprar una cerveza en la cervecería local, la cual era bastante conocido por su producción de cerveza fina gracias a la fuente de agua local. Hacia 1503 el Rey les concedió una cédula real para su producción pero es en 1947 cuando William Delmè-Evans convirtió esta cervecería en la destilería Tullibardine.

Al probar el agua de los manantiales cercanos, Delmè-Evans supo que había encontrado el lugar perfecto para la destilación de whisky. Esto se debe a que este agua proviene de las colinas Ochil circundantes las cuales fueron formadas hace más de 400 millones de años por capas de basalto y arenisca roja. Estas colinas son bastante famosas debido al oro que antes podía ser extraído de ellas. El agua clara que recorre estas montañas habrá tarado casi unos quince años en alcanzar y llegar al Danny Burn. Es en 1979 cuando Highland Spring comenzó a embotellar este agua.

La premisa de Tullibardine reside en el respeto por la manera tradicional de realizar las cosas, así como en el respeto por la herencia y siempre, con la vista fijada en el futuro. Es por ello por lo que hoy día la destilería continúa elaborando de manera completamente artesanal su Highland Single Malt Scotch Whisky. Una vez que este ha sido destilado, necesita de una barrica para madurar. Los expertos de la casa selección las barricas que habían sido previamente rellenadas con el mejor Bourbon del país, para crear este exclusivo Tullibardine. posteriormente se seleccionaron barricas, toneles y ex-botas de Jerez de los castillos de vino de Europa y el tonelero experto se ocupó de la madera. Tullibardine es una de las pocas destilerías en Escocia que destila, madura y embotella todo en el mismo sitio, lo cual le brinda un completo control y autonomía en el proceso.